Story

Una época de vida o muerte para las empresas emergentes

mayo 26, 2020

Por Alison Buckholtz

La empresa internacional de capital de riesgo de Sean O’Sullivan, SOSV, ha ayudado a más de 1,000 sociedades de cartera a desarrollar y ampliar “grandes ideas para un cambio positivo” mediante inversiones realizadas en múltiples etapas. Cada año, 150 empresas recientemente creadas se benefician de los programas de aceleración de SOSV, que ofrecen capital inicial, personal para el desarrollo de productos, tutores y acceso a infraestructuras equipadas con laboratorios y espacios de colaboración (maker spaces) en Shenzen, Shanghai, Taipei, Tokio, San Francisco y Nueva York. Mientras la crisis provocada por la COVID-19 (coronavirus) se agrava en todo el planeta, la empresa de O’Sullivan —destinataria de una inversión de la Corporación Financiera Internacional (IFC)— ha estado trabajando más estrechamente con los emprendedores para buscar soluciones a problemas relacionados con la pandemia. A continuación, O’Sullivan comparte sus ideas sobre las soluciones más prometedoras, describe el modo en que la economía incidirá en las inversiones en empresas emergentes después del paso de la enfermedad y explica por qué este momento es para él “un llamado para ayudar”.


P. ¿Cómo le va a su empresa con la pandemia y qué resultados están teniendo las sociedades de su cartera?

R. La pandemia ha afectado considerablemente a nuestras sociedades de cartera y a nuestra organización en general; esto es un desafío para todos. Diría que cerca del 10 % de nuestras empresas está teniendo resultados extremadamente buenos y que la pandemia, en cierta forma, les ha generado nuevas posibilidades de negocios. Entre un 20 % y un 30 % está teniendo resultados realmente malos porque son empresas de manufacturas y, debido al aislamiento, temporalmente no pueden producir. El resto, digamos, se las arregla para seguir adelante.


P. Como persona que identifica y promueve grandes ideas, ¿se siente responsable de contribuir a desarrollar tecnologías que ayuden a la sociedad a luchar contra la COVID-19?

R. Sí. Este es un momento distinto a lo que la humanidad ha visto en los últimos 100 años. Creo que, en una situación como esta, los que podemos hacer algo debemos hacerlo. Unas 35 sociedades de nuestra cartera están ofreciendo soluciones y formas de responder al coronavirus; esto da esperanza a la gente y, en nuestro caso, constituye el medio para salir de la situación adversa. Los dos sectores principales en los que invertimos son las ciencias de la vida y el hardware, y en esas dos esferas tenemos empresas que desempeñan un papel muy importante como proveedoras de soluciones relacionadas con el coronavirus.


P. ¿Cuáles son las soluciones para el coronavirus financiadas por SOSV que le resultan más interesantes?

Creo que algunos de los desarrollos de mayor impacto a largo plazo se encuadran dentro de las ciencias de la vida, como un test de diagnóstico basado en la tecnología CRISPR llamado “CASPR” (i). El CASPR permitirá hacer pruebas de COVID-19 a un costo muy, muy bajo, en el lugar de trabajo o en los hogares. Funciona como una prueba de embarazo: por poco dinero se puede saber si uno tiene esta enfermedad o alguna de otras tantas afecciones. Inicialmente, la empresa trabajó en el virus del Zika y en otros tipos de análisis con material genético.

Una de las sociedades de nuestra cartera, Verdex, ha desarrollado un material de nanofibras que se utiliza en la fabricación de mascarillas más adecuadas para quienes trabajan en el área de la salud. Las nanofibras aumentan el nivel de filtración y ayudan a respirar mejor que con las mascarillas N95. No son más costosas que estas últimas y permiten respirar con el doble de comodidad. En este momento, la empresa está haciendo muestras y buscará mejorar su maquinaria para producir una mayor cantidad. Se puede asociar con empresas estadounidenses o europeas para fabricar las mascarillas localmente y ya está trabajando con manufactureras chinas. El inventor del producto fue el creador de la tela Tyvek, exsocio de Dupont.

P. ¿Las operaciones diarias de SOSV son diferentes de lo que eran antes de la pandemia? Desde el punto de vista empresarial, ¿cómo ha incidido este período en la forma de trabajo de SOSV?

R. SOSV mantiene programas de aceleración en todo el mundo. Contamos con centros de trabajo compartido en Shenzen, Shanghai, Taipei, Tokio, San Francisco y Nueva York. Estos se han convertido, en su mayor parte, en centros virtuales. En un mundo ideal, todavía existirían todos esos equipos, entremezclados y aprendiendo unos de otros, y tutores para enseñar a un grupo de empresas emergentes las lecciones necesarias para posicionar mejor a la compañía, vender acciones y todo lo que aprenden los fundadores de estos emprendimientos en las primeras etapas. Pero hemos pasado a un entorno virtual, y esto es un desafío para muchas de nuestras empresas, especialmente las de hardware y de las ciencias de la vida, que crean productos físicos y que requieren de laboratorios experimentales y capacidad de fabricación.


P. ¿Qué cambios cree que se observarán en el comportamiento de los inversionistas durante esta crisis y después de ella?

R. Mi sensación es que vamos a ver una reducción descomunal de la participación de los inversionistas “ángeles”, que habitualmente son importantes en la primera etapa del crecimiento de una empresa emergente. Me parece que esta desaceleración traerá aparejada una revaluación de los precios a los que se están vendiendo este tipo de empresas. Tardaremos un año o dos en adaptarnos a este cambio. No obstante, no nos preocupamos por períodos cortos de un año o dos en el contexto de todo el ciclo de un fondo porque invertimos a 10 y 12 años. Para nosotros, es una irregularidad que podemos superar acompañando a las empresas; este es un momento difícil, pero conducirá a épocas mucho mejores. Y, como es bien sabido, es probable que las mejores inversiones de la historia se produjeron en épocas de recesión y depresión económica, como la etapa en la que estamos entrando ahora. Los mercados en baja siempre han sido un buen tónico para las empresas emergentes y para los inversionistas. Las valuaciones se tornan un poco más conservadoras y realistas. Por lo general, esto es bueno para inversionistas como nosotros.


P. Si los inversionistas profesionales van a tener más influencia que los inversionistas “ángeles” a la hora de determinar qué empresas emergentes reciben financiamiento, ¿cómo incidirá esto en la creación de los programas de aceleración y la manera de gestionarlos?

R. Una gran cantidad de programas de aceleración dependen casi completamente de los inversionistas “ángeles”. Los “superángeles”, digamos, podrían aportar hasta USD100,000 para un emprendimiento. Pero ahora hemos visto que no invierten por la incertidumbre de estos tiempos. Están recortando los fondos de manera colosal. Esto significa que los programas de aceleración que dependen casi en su totalidad de los “ángeles” van a atravesar una época de sequía en cuanto a inversiones complementarias. La tasa de desaparición de las empresas que solo reciben fondos de inversionistas “ángeles” va a aumentar este año y el próximo.

En el caso de otros programas de aceleración, como el nuestro, la mayor parte del capital proviene de inversionistas profesionales. Estos disponen de una cantidad de dinero que ya han asignado. Han generado fondos y esos fondos se utilizarán durante los próximos años; digamos que todo está encaminado. Podrían desacelerar el ritmo de inversión debido a la incertidumbre; podrían cambiar las condiciones debido a la incertidumbre; incluso las valuaciones podrían bajar un poco como consecuencia de la incertidumbre. Pero ellos continuarán invirtiendo. En general, creo que veremos caer a una gran cantidad de programas de aceleración durante algunos años por lo menos. Es una época de vida o muerte para las empresas emergentes.


P. ¿Qué oportunidades de inversión prevé como resultado de la pandemia?

R. De la pandemia surgen oportunidades... una explosión de oportunidades. He fundado empresas que tienen dos meses de antigüedad, y ya están generando ganancias. Tenemos una empresa de tres meses que ya presenta una tasa de rendimiento anual de varios millones de dólares. Se trata de empresas que la sociedad requiere para avanzar; estas se ven en la necesidad de ampliar la escala de sus actividades y nosotros las ayudamos a lograrlo.

Otros ejemplos: tenemos un programa de aceleración en el sector de los alimentos; la alimentación está teniendo buenos resultados en esta época. Tenemos una empresa de robótica que ofrece robots que limpian baños o realizan desinfecciones con rayos ultravioleta. Estamos financiando estos tipos de robots en especial porque son los que se necesitan en este preciso momento. Sabemos que la COVID-19 tardará en desaparecer, y es probable que tengamos que enfrentar más pandemias en el futuro.

Publicado en mayo 2020